15/10/10

La verdadera amistad.


La verdadera amistad perdura y se fortalece a través del tiempo y la distancia. No necesitamos ver frecuentemente al amigo para que la amistad perdure. Basta saber que éste responderá cuando sea necesario, con un acto de afecto, de comprensión y a veces de sacrificio. Recuerda que la amistad no se conquista, ni se impone; se cultiva como a una flor; se abona con pequeños detalles de cortesía, de ternura, de respeto, de comprensión y lealtad.

Se riega con las aguas vivas de desinterés y de cariño silencioso. No importa las distancias, los niveles sociales, los años o las culturas, ya que la amistad todo lo borra.

El amigo lejano, el de la niñez o de la juventud produce íntima alegría de haberlo conocido, pero más aún contar todavía con él. Nuestra visa se enriquece con su contacto, por breve que éste haya sido.
La felicidad del amigo nos da alegría y sus penas se vuelven nuestras, porque hay un maravilloso lazo invisible que une a los amigos.

Los verdaderos amigos no están en las palabras, los encontramos y los conservamos siempre en el corazón.

Para el que tiene un amigo, no existe la soledad.

2 comentarios:

Dookie dijo...

me encantó, genial de verdad. :)

Nicole Kinder dijo...

Gracias :)